Page 39 - AVANCES EN CANCER HEMATOLOGICO 2023
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Por otra parte, existen análisis cada vez menos invasivos que obtienen información sobre
las características genéticas de los linfomas. Así, por ejemplo, hoy sabemos que los tumo-
res liberan a la sangre pequeños fragmentos de ADN. El análisis de este ADN libre tumoral
(también denominado biopsia líquida) nos permite identificar las características genéticas
del linfoma en una sencilla muestra de sangre.
Esto es útil en los linfomas agresivos, no solo en el momento del diagnóstico, sino tam-
bién en la evaluación de la respuesta al tratamiento, e incluso puede ayudar a anticipar
la recaída. Si bien su uso se está empezando a incorporar progresivamente en la práctica
asistencial, la biopsia líquida no está aún disponible de forma universal.
Con respecto al pronóstico, la determinación del subtipo histológico del linfoma agresivo
es el primer paso para definir el pronóstico, ya que este cambia sustancialmente si esta-
mos frente a un LBDCG, un linfoma B de alto grado doble HIT, un LCM o un LNH T. Asimis-
mo, existen índices específicos que ayudan a categorizar el riesgo inicial para cada uno de
estos tipos de linfoma y nos dan una probabilidad de respuesta al tratamiento. Ejemplo
de esto es el IPI (índice pronóstico internacional), que se utiliza para los LBCG e incluye
variables clínicas y analíticas capaces de discriminar grupos de pacientes con riesgo dife-
rente. En los últimos años, los datos biológicos y genéticos se vienen incorporando a las
clasificaciones de riesgo.
A este respecto, cabe destacar la utilización del índice de proliferación ki76 para categori-
zar el riesgo en LCM o la determinación de las alteraciones del p53, o más recientemente
la incorporación de la secuenciación masiva, necesaria para la clasificación molecular del
LBDCG. Esta última herramienta, todavía no estandarizada para su uso asistencial, será
útil para identificar grupos moleculares diferenciados con pronóstico distinto, e incluso
podría llegar a tener impacto en la decisión terapéutica, acercándonos así hacia una me-
dicina personalizada y de precisión.
Cada vez más, los datos
genéticos del tumor
nos ayudan a identificar
subtipos diferenciados
de linfomas y a
categorizar el riesgo
“
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