El pasado 15 de septiembre, Pablo Ráez afrontaba en conversación con ABC, con apenas un hilillo de voz tras una sesión de quimioterapia, la posibilidad de morir. De que su leucemia, diagnosticada en 2015, acabara con la lucha titánica que había iniciado en las redes sociales bajo una etiqueta, "Siempre fuerte", que se hizo muy grande con miles de seguidores, y con el destino de que su enfermedad venciera a su auténtica obsesión, conseguir un millón de donantes de médula. El sábado Pablo murió, pero su entorno está convencido de que la población se volcará en rendirle homenaje con donaciones masivas.

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