“En la actualidad, las estrategias terapéuticas empleadas en el tratamiento de las leucemias y linfomas consiguen una elevada tasa de remisiones completas, definida como la ausencia de células tumorales detectadas en la médula ósea mediante técnicas citomorfológicas convencionales. Sin embargo, muchos pacientes van a recaer de su enfermedad debido a la existencia de un pequeño número de células malignas que no son detectadas con la metodología convencional, a esto se le denomina enfermedad mínima residual (EMR)”, explica Marcos González Díaz, jefe del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Clínico Universitario de Salamanca y encargado de impartir la XXXII Lección Conmemorativa Antonio Raichs, titulada Estudio de la enfermedad mínima residual en hemopatías malignas. Métodos y aplicaciones, durante el Congreso Nacional de Hematología, celebrado en Valencia.
La identificación de la enfermedad mínima residual (EMR) posibilitará realizar tratamientos de consolidación adaptados a cada paciente
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