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La heterogeneidad que caracteriza a las leucemias mieloides agudas (LMA) abre un enorme abanico de perfiles y de posibilidades terapéuticas, donde caben desde las LMA de riesgo favorable, aquellas que están presentes en paciente no candidato a quimioterapia intensivao las que fracasan a hipometilantes.

Estamos asistiendo en los últimos años a unos cambios sin precedentes en el abordaje y tratamiento de una de las hemopatías malignas más agresivas y con peor pronóstico, como es la LAM, y donde la heterogeneidad biológica y clínica es cada día más patente

En el simposio de leucemias agudas se han aportado las principales claves para hacer frente a los principales ‘actores’ de la LMA. Como indica sin ánimo de frivolizar la Dra. Josefina Serrano López, del Hospital Universitario Reina Sofía (Córdoba), “este año hemos tenido tenemos como protagonistas del simposio a los personajes de la famosa película de Sergio Leone: ‘El Bueno, el Feo y el Malo’”.

Sin duda, el papel del ‘bueno’ recae en las LMA consideradas de riesgo favorable con buenas expectativas de curación (pero lejos aún del ansiado 95-100%), “a cuyo éxito contribuye la detección diagnóstica precoz y certera, así como la optimización de estrategias de tratamiento individualizado más dirigido a esas alteraciones genéticas subyacentes, donde se pretende disminuir la toxicidad sin perder eficacia”, apunta la experta de la Unidad de Gestión Clínica de Hematología y Hemoterapia, quien ha realizado en su conferencia una descripción del panorama genético descrito en los últimos años tanto de las LAM-CBF como de las LAM No-CBF, aportando orientaciones sobre el abordaje y manejo actual de estas leucemias agudas

Pero también en este simposio se han actualizado datos y evidencias sobre los cambios que se están produciendo en el abordaje de los pacientes mayores y no candidatos a quimioterapia intensiva, “donde se aprecia un cambio de paradigma en el tratamiento tanto en Estados Unidos como en un futuro próximo en Europa, y que constituyen un grupo de pacientes donde sigue habiendo un amplio margen de mejora”, apostilla la Dra. Serrano. Sobre este aspecto ha girado la conferencia de la Dra. Courtney DiNardo, del University of Texas MD Anderson Cancer Center (Houston, EE.UU.), quien ha expuesto la base biológica que ha permitido introducir en los últimos años un nuevo medicamento, venetoclax, y los resultados de los ensayos clínicos que ella misma ha liderado.

Finalmente, la Dra. Teresa Bernal del Castillo. Del Hospital Universitario Central de Asturias (Oviedo), ha lidiado con ‘el malo de la película’, mostrando una de las situaciones más difíciles a las que se enfrentan los hematólogos: la LAM tras fracaso de tratamiento con hipometilantes, que constituye una de las denominadas “necesidades no cubiertas”. Y es que, “a pesar de la euforia actual en el ámbito de la LAM, siguen existiendo aún hoy en día pacientes en los que no se disponen de alternativas eficaces de tratamiento, lo cual debe llevarnos a la reflexión respecto a la necesidad imperiosa de seguir trabajando tanto en investigación clínica como traslacional y básica”, subraya la Dra. Josefina Serrano.

Manejo de la LAM de riesgo favorable

Por fortuna, en la última década se ha producido un gran desarrollo de las técnicas diagnósticas, propiciando un mejor conocimiento de la heterogeneidad genómica de la LAM. Esto, tal y como enumera la Dra. Serrano, ha permitido: profundizar en el conocimiento de la fisiopatología de la enfermedad; añadir nuevas entidades a la clasificación de LAM dentro del subgrupo de riesgo favorable; identificar una variabilidad clínica con diferente pronóstico dentro del subgrupo favorable y con posibles implicaciones terapéuticas; e introducir nuevos fármacos al tratamiento en tan sólo 2-3 años, que están cambiado el estándar de cuidados en algunos subgrupos de pacientes.

En cuanto al manejo terapéutico de la LAM de riesgo favorable, según la especialista del Hospital Universitario Reina Sofía, en estos momentos se asienta en cuatro pilares fundamentales: 1) Diagnóstico integrado: completo, correcto y en tiempo adecuado; 2) Disponibilidad de tratamientos dirigidos: más efectivos y menos tóxicos que la quimioterapia convencional; 3) Amplia experiencia de equipos, con abordaje multidisciplinar; 4) Inversión y apuesta decidida por la investigación clínica.

En opinión de Josefina Serrano, “la LAM de riesgo favorable plantea un doble reto tanto para hematólogos clínicos como para los laboratorios diagnósticos: 1) obtención de resultados iniciales del estudio genético en el mínimo tiempo posible para que los pacientes puedan beneficiarse de tratamientos específicos y de nuevos agentes dirigidos a mutaciones ‘accionables’ desde el tratamiento de inducción; y 2) la optimización de los nuevos agentes y/o combinaciones disponibles, dilucidando a quién y cuándo administrarlos”.