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SEHH - Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia

Sobre gestión, calidad y docencia se ha centrado un simposio coordinado por las doctoras Inmaculada Heras y Christelle Ferrà, todo ello con el objetivo puesto en impulsar una exitosa traslación desde la formación a la pràctica clínica.

“Practicar la Medicina hoy en día no es simplemente diagnosticar y atender pacientes: nuestro compromiso con la sociedad es hacerlo con la mayor calidad posible y asegurarnos que transmitimos nuestros conocimientos/experiencias a las generaciones más jóvenes, con el fin de que la Hematología siga avanzando”. Bajo estas premisas, que esbozan las Dras. Inmaculada Heras, del Hospital General Universitario Morales Meseguer (Murcia), y Christelle Ferrá, del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol (Badalona, Barcelona), se celebró ayer un simposio.

Formación en Hematología

En el caso de la formación, se parte ya de un problema clásico y que requiere una urgente solución. Tal y como indican las coordinadoras de la sesión, “el programa de Formación de la especialidad en Hematología, como para otras especialidades en nuestro país, es antiguo (2006) y presenta necesidades claramente no cubiertas”.

Lo cierto es que ha habido varios intentos para mejorarlo, y actualmente hay varias propuestas en esta línea:

  • Alargar el periodo de formación en Hematología a 5 años, equiparándolo así al currículum europeo, y en base a la adquisición de competencias transversales y específicas de la especialidad
  • Definir Diplomas de Acreditación (reconociendo subespecialidades) que se ajusten mejor a algunas áreas de trabajo, tales como citometría de flujo o trasplante de progenitores hematopoyéticos
  • Definir Áreas de Capacitación específicas, que están a caballo entre diferentes especialidades (por ejemplo, Hematología Pediátrica)

Calidad y transparencia

Pero si la formación MIR en Hematología se enfrenta a problemas, no menos son los obstáculos que subsisten actualmente para mejorar en el ámbito de la calidad y transparencia en trasplante hematopoyético.

Tal y como defienden las doctoras Inmaculada Heras y Christelle Ferrà, “es nuestra obligación trabajar con calidad y transparencia. En un procedimiento tan crítico como el trasplante de progenitores hematopoyéticos, debemos compartir con el paciente los riesgos del procedimiento y los resultados esperables. De este modo el paciente participa de la decisión terapéutica con conocimiento de causa”. Por otra parte, como continúan exponiendo estas expertas, “trabajar con un sistema de gestión de calidad supone poder detectar errores, enmendarlos y entrar en un proceso de mejora continua que debería ser imparable”.

Para tratar de avanzar en nuevas estrategias de valoración de la calidad, se está apostando por nuevos enfoques, como el benchmarking. El uso del benchmarking o evaluación comparativa es un concepto relativamente reciente en el contexto de los sistemas de salud, que pretende implementar las mejores prácticas al menor coste.

La clave de este procedimiento radica en integrar el benchmarking dentro de una política de mejora continua de la calidad. “En muchos entornos sanitarios, la evaluación comparativa de procedimientos complejos se ha convertido en un requisito obligatorio por parte de las autoridades sanitarias, reguladores, pagadores y pacientes con el fin de garantizar los mejores resultados clínicos y la seguridad del paciente”, informan las coordinadoras del simposio. De hecho, varios países, dentro y fuera de Europa, han establecido sistemas de evaluación comparativa para el trasplante hematopoyético. Así, el Grupo de Resultados Clínicos (COG) del EBMT (Grupo Europeo de Trasplante Hematopoyético) ha desarrollado un modelo de benchmarking ajustado al riesgo del paciente que se encuentra operativo en la actualidad. Los primeros resultados ya se han difundido (2021) y serán comentados en el simposio.

En lo que respecta a las posibilidades de mejorar en la trasparencia de los procedimientos de trasplante hematopoyético, las doctoras Inmaculada Heras y Christelle Ferrà recuerdan que “la evaluación comparativa de Centros de Trasplante Hematopoyético y/o Terapia Celular utilizando datos del registro EBMT en la plataforma Promise- Castor permite llevar a cabo una valoración de resultados clínicos requerida en los estándares JACIE de forma más objetiva, con valoración externa y comparación con otros centros del entorno”.

Sin embargo, en la primera fase de implantación del benchmarking por el EBMT se ha puesto de manifiesto una gran disparidad entre centros, en cuanto al registro correcto de variables consideradas críticas y en cuanto al seguimiento a medio y largo plazo. “Para asegurar la equidad y fiabilidad del proceso -indican las coordinadoras del simposio- resulta imprescindible el registro completo de los datos”.

Unidades integrales

Y como ejemplo ilustrativo de una armonización de las premisas de gestión, calidad y docencia, se ha expuesto en este simposio la experiencia acumulada en una unidad integral de Hematología y Hemoterapia; en concreto, la dirigida actualmente por la Dra. Mª Luisa Lozano, jefa de Servicio del Hospital General Universitario Morales Meseguer (Murcia).

Tal y como ponen en valor las coordinadoras de esta mesa, un Servicio de Hematología-Hemoterapia, además de la integración armónica de los aspectos asistenciales (clínicos y de laboratorio), investigadores y docentes, debe disponer de la capacidad de formación para una adecuada gestión de calidad que ayude a prestar una atención médica integral. Hay que tener presente que la sociedad exige cada vez más responsabilidad, transparencia, rentabilidad y calidad en la asistencia médica”.

Estas unidades integrales de Hematología y Hemoterapia responden, además, a una emergente realidad clínica. “El desarrollo de aspectos diagnósticos, especialmente con la incorporación de la medicina ¨ómica¨, así como con el impulso terapéutico (donde ya es una realidad la terapia celular específica), nos pone en situación de un futuro de enorme interés, que estará regido por la denominada Medicina de Precisión o Medicina Personalizada”, comentan Inmaculada Heras y Christelle Ferrà, quienes admiten que “este es el panorama que se van a encontrar las próximas generaciones de hematólogos”, y de ahí la necesidad de adaptar su formación a esta incipiente realidad.